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Activistas explicaron que el acceso a servicios médicos debe ser igual para todas las poblaciones y no un privilegio de algunas; para esto, insistieron, es necesario cambiar los paradigmas dentro de los centros de salud y trabajar por erradicar la discriminación

María Jesús Vallejo

Jeffrey Materano, activista afroqueer, y Francisco Machado, médico cirujano, coincidieron en que la práctica de la medicina en Venezuela de cambiar de paradigmas y aseguraron que es importante que profesionales de la salud tenga una mirada integral de las personas que les permita considerar las realidades que atraviesan. Así lo contaron en una Instagram Live transmitido a través de la cuenta de Acción Solidaria, el jueves 21 de julio. 

Sexo no es igual que género

Un punto de partida importante para hablar sobre discriminación, según los invitados, es entender las diferencias entre lo biológico y lo social. Materano explicó que las siglas LGBTIQ+ representan a todas las personas que no entran en el espacio cisheteronormativo y que es la forma de reunir a un movimiento social, cultural y político que busca romper con los patrones que impiden el desarrollo libre de las personas. 

Machado precisó que el sexo se determina de acuerdo con los genitales: hembra, varón o intersexual. La identidad de género es una percepción individual a partir de lo construido socialmente; una persona puede considerarse mujer, hombre o no binaria. En ninguno de los dos casos es algo que se pueda escoger, resalta. Cómo médico, aseguró que nunca, ni en la carrera ni en el ejercicio de la profesión, se habla sobre diversidad o raza, por ejemplo, ni de cómo tratar con dignidad a una persona. 

La salud como privilegio

Ver el contexto completo de la persona implica considerar la orientación sexual, la identidad de género, el estrato social y la raza. Materano, que también es abogado, comentó que existe un trato diferenciado en los centros de salud hacia las personas racializadas. Detalló que, según el Banco Mundial (2018), hay 133 millones de personas afrodescendientes en Latinoamérica que tienen 2,5 veces más probabilidades de discriminación que las personas blancas o mestizas. Pero, insistió, es una realidad que se sigue invisibilizando. 

Estos datos, aseguró Materano, dan cuenta de que el acceso a la salud se convierte en un privilegio para grupos vulnerables y dijo que, aunque en Venezuela no hay datos, en Colombia, por ejemplo, luego de la pandemia por covid-19, las personas afrodescendientes tenían una propensión de 8%, con respecto a otras poblaciones, de afectación y 12% que no tenía acceso a los centros de atención médica.

Discriminación múltiple

Cuando se trata de una persona LGBTIQ+ que es racializada, se trata de una discriminación doble, pero si, además, vive con VIH, probablemente tenga menos acceso a los derechos humanos como la salud. 

Venezuela atraviesa una Emergencia Humanitaria Compleja. Cerca de 110.000 personas con VIH, según datos oficiales, viven sin la garantía de parte del Estado de recibir tratamiento antirretroviral desde 2016. En este contexto, como alegó Machado, se sigue creyendo que el virus es una condición exclusiva de hombres homosexuales, pero en su ejercicio sabe que a los servicios médicos acuden personas con VIH de diferentes orientaciones sexuales e identidades de género. Insiste en que el VIH no discrimina y le puede pasar a cualquiera. 

Materano coincidió y agregó que es importante hablar de prevención, de las opciones y de las alternativas para acceder a ellas. 

Hablar de derechos humanos todo el año

Para Machado es normal preguntar sobre la orientación sexual o la identidad de género en las consultas médicas, pero algunas personas cishetero se ofenden. Él resaltó que es una práctica que debe hacerse hasta que se normalice dentro de la medicina. Es importante preguntar para reconocer, dijo. 

Materano insistió en que los paradigmas en la práctica de salud deben cambiar porque a la población LGBTIQ+ siempre se le mira a través de una lupa de discriminación. Ejemplificó con la discriminación que se sufre en los bancos de sangre cuando se impide alguna donación por ser gay o lesbiana. 

Ambos coincidieron que para que profesionales de la salud tengan una mirada integral que considere el contexto de las personas, para, eventualmente, acabar con la discriminación, hay que mantener la conversación y visibilizar la lucha por los derechos de grupos LGBTIQ+ todo el año, no solo en fechas especiales.