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La conferencia de Ámsterdam ha tenido más reivindicaciones sociales y políticas que avances científicos contra la enfermedad

Los congresos mundiales de sida, que se celebran cada dos años, tienen algo que los hacen distintos de cualquier otra conferencia médica: además de hacer un repaso a la última ciencia sobre el VIH, cuentan con un componente social que acapara buena parte de la atención. Porque en esta enfermedad, la estigmatización, las leyes, la discriminación y las decisiones políticas son casi igual de importantes que las investigaciones para acabar con ella.

El de Ámsterdam, que finalizó el pasado viernes tras una semana de sesiones, ha aportado más conversación en torno a estos asuntos que a los puramente científicos. Este es un resumen de lo más destacado que se ha hablado en Aids 2018.

No se consiguen los objetivos y falta dinero

Pocos lo dijeron claramente. La frase más repetida fue que “no estamos en la buena senda”. Pero la comunidad científica asume que resulta prácticamente imposible llegar al objetivo que la comunidad internacional se había marcado para 2020. Es el llamado 90-90-90: que el 90% de los portadores del virus conozca su condición, el 90% de ellos la trate y, de estos, el 90% tenga una carga viral indetectable. Y esto es, en buena medida, por la falta de fondos, que han decrecido en el último lustro. Si no suben las aportaciones de los donantes, “los logros de las últimas dos décadas pueden quedar en nada”, según Linda-Gail Bekker, presidenta de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por sus siglas en inglés, organizadora del congreso).

Nuevos tratamientos, prevención y curación

Poco se ha avanzado en la búsqueda de una cura, algo que elimine el virus por completo del cuerpo de los seropositivos. Pero los tratamientos antirretrovirales, que consiguen reducir la carga viral hasta niveles indetectables en plasma y por tanto evitar la transmisión, sí que tienen novedades. El dolutegravir (DTG) es el fármaco más novedoso y tiene muchos menos efectos secundarios que los anteriores, además de poder usarse en personas que habían desarrollado resistencias a otros medicamentos. Varias ONG reclamaron que llegue cuanto antes a las comunidades con menos recursos. Respecto a la prevención, los estudios que continúan analizando el PrEP, la medicación profiláctica que evita la transmisión si se toma antes y después del acto sexual, sigue acumulando evidencias positivas.

Protagonismo de la juventud

Esta conferencia ha contado con más presencia de menores de 30 años que ninguna otra en la historia. Una generación que sigue luchando contra el estigma ha sido protagonista de buena parte del congreso. No en vano, como señala Unicef, los adolescentes son el colectivo más afectado por la epidemia. Según un estudio que presentó durante el congreso, dos terceras partes de los alrededor de 30 adolescentes de entre 15 y 19 años que contrajeron el VIH cada hora en 2017 eran niñas.

Contra la criminalización de la enfermedad

De Ámsterdam ha salido un consenso de 20 de los principales investigadores del VIH del mundo al que ya se han sumado decenas más. Pide a los Gobiernos que no criminalicen conductas como ocultar que se porta el virus. Más de 70 países tienen leyes específicas en este sentido que, en lugar de evitar la propagación del VIH, lo fomenta, según la evidencia disponible.

Europa del Este y Asia Central

Si la mirada ha estado dirigida a un lugar del mundo en esta conferencia, ha sido a la región de Europa del Este y Asia Central, culpable en buena parte de que los objetivos no se estén consiguiendo. Allí la epidemia sigue disparada por la expansión del virus entre los drogadictos que se inyectan. Los científicos instan a sus Gobiernos a tomar medidas que dependen más de la voluntad política que del presupuesto.

Reducción del daño

Para evitar la propagación del virus entre drogadictos, son clave las políticas destinadas a sustituir la heroína por metadona y la distribución de jeringuillas seguras. La ONG Harm Reduction International asegura que la financiación para medidas como esta solo es del 13% de lo que sería necesario para dar una buena cobertura.

Indetectable = Intransmisible

Ya se sabía: si la carga viral es indetectable en sangre, algo que se suele conseguir con el tratamiento antirretroviral, no hay posibilidad de transmisión. No es improbable, es imposible. Un nuevo estudio con más de 70.000 personas lo ha ratificado. El lema U=U (Undetectable = Untransmittable) ha sido uno de los más reivindicados por activistas y científicos.

Fuente: El País