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Jennifer C. Jardim Gouveia

 

El llamado turismo médico no es un fenómeno reciente, es usual que, frente a sistemas de salud ineficientes, desactualizados o con costos excesivos, algunas personas busquen salir de su país de origen con el fin de recibir asistencia médica. Sin embargo, con la llegada de la pandemia de la Covid-19 y con la existencia de al menos 5 vacunas aprobadas por la OMS que ya han sido administradas a millones de personas alrededor del mundo, observamos la aparición de un nuevo fenómeno: el “turismo de vacunas”.

El “turismo de vacunas” no es más que una vía de escape para quienes en medio de la pandemia de la Covid-19 no han podido vacunarse y deciden viajar a otras naciones cuyo proceso de inmunización se encuentra mucho más avanzado; siempre que estas no tengan ningún tipo de limitación asociada al domicilio, residencia o status migratorio de la persona. 

En esta actividad lleva la batuta Latinoamérica, debido al avance desigual de las campañas de vacunación en la región. Diversas organizaciones internacionales ya han advertido la situación, entre ellas la OPS que ha calificado como urgente la llegada de más vacunas al continente, cuando solo países como Chile (45,31%) y Uruguay (35,6%) se destacan a nivel mundial en cuanto a población vacunada con al menos una dosis. 

¿Qué países de Latinoamérica presentan mayor índice de viajeros?

Medios internacionales han señalado a Colombia, México y Venezuela como los pioneros en viajar para inmunizarse fuera de su territorio, ello no es de extrañarse tomando en cuenta que todos estos países presentan bajos índices de vacunación, siendo Venezuela el que exhibe, entre todos, el más bajo al no alcanzar siquiera al 1% de su población vacunada. 

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV) su país cuenta con agencias que ofrecen “paquetes de vacuna” para toda la familia. Se estima que en los últimos dos meses se ha incrementado hasta el 70% la venta de boletos de avión en el país norteamericano respecto al mismo período del año 2020, dicho incremento le es atribuible a esta nueva posibilidad de vacunarse en el extranjero. 

Si bien Julio Arnaldes, presidente de la Asociación Venezolana de Empresas de Representaciones Turísticas ya ha indicado que en Venezuela “el sector turismo no incentiva ningún tipo de programa ni a venezolanos a salir al extranjero a vacunarse”, ello no priva que ya a través de redes sociales se empiece a observar cómo varias personas han dejado el país con la única intención de inmunizarse, ni que en comunicación con terceros fuera de nuestro territorio se llegue a acuerdos para concretar detalles asociados al viaje como su llegada, alojamiento y por supuesto el traslado a los centros de vacunación.

Una actividad en crecimiento

La oferta de “paquetes de vacuna” no se limita a agencias de viajes. El pasado 1° de abril, a través de la cuenta oficial de Twitter de la vacuna Sputnik V se anunció un programa de vacunación para turistas del cual no se posee información más allá de que iniciaría en el mes de julio y que permitiría la inmunización para “salvar vidas y devolver la normalidad a todos en todo el mundo”.

Por su parte, la cadena televisiva TeleSUR compartió también por esta red social un video en el que se asoma la posibilidad de inmunizar a turistas en Cuba. El video cierra con el eslogan “Playas, Caribe, mojitos y vacunas. Todo en un mismo lugar. ¿Qué te parece esta oferta? ¿Viajarías a Cuba para vacunarte?”. Actualmente, Venezuela se encuentra produciendo una de las cuatro vacunas cubanas (Abdala) que aún se encuentra en fase de prueba y con la cual se pretenden inmunizar a la población venezolana a pesar de las advertencias de gremios y academias nacionales.

Destinos de vacunación contra la Covid-19 para venezolanos

La incertidumbre acerca del plan de vacunación en el país, en un momento en el que no existen cifras oficiales sobre el número de inmunizados, ni claridad acerca de los grupos prioritarios, y ante el menor índice de Suramérica en lo que a administración de dosis se refiere, es de esperarse que la expectativa del venezolano promedio de acceder a una vacuna antiCovid-19 que permita la inmunización de forma expedita se encuentre bastante reducida, por no decir que es nula.

A ello se suman las denuncias de venta de las vacunas a través del mercado negro, en el que las inyecciones se venden en dólares y sin cumplirse las medidas sanitarias necesarias para garantizar su buen estado tal como ha venido indicando el médico infectólogo Julio Castro. De la mano con la irregularidad de su venta, que ya cuenta con las primeras detenciones por su comercialización, muy pocos podrían acceder por esa vía a la inmunización contra la Covid-19 ya que las dosis suelen ser excesivamente costosas (entre 300 y 600 dólares). 

Conforme a lo anterior, algunos venezolanos han optado por buscar fuera de nuestras fronteras la posibilidad de inmunizarse contra la Covid-19 en cualquier país que permita la vacunación no sólo a quienes sean residentes, sino también a cualquiera que pueda costearse un pasaje o el traslado a su territorio.

El principal destino por el que han optado no sólo los venezolanos, sino la mayoría que decide vacunarse fuera de su país, es Estados Unidos; país que ya cuenta con puntos de inmunización en playas y jornadas de vacunación masiva en Florida, siendo este uno de los principales centros turísticos. La situación es la misma en otros 20 estados de la nación donde no se necesita ser residente para ser vacunado contra la Covid-19. 

El siguiente destino de vacunación al que se dirigen los venezolanos con doble nacionalidad de más de 59 años es Colombia, la trayectoria es la misma que han seguido millones de venezolanos desplazados, deben cruzar el puente Simón Bolívar y una vez en el territorio del vecino país, vacunarse en Norte de Santander. 

Paradójicamente, aunque en Colombia muchos de sus ciudadanos han optado por salir de su país para inmunizarse de forma más rápida, lo cierto es que antes de que permitieran formalmente pasar por el puente Simón Bolívar, ya existían reportes de adultos mayores venezolanos que llegaban a pagar hasta 60 dólares por un transporte que los dejara en la Entidad Promotora de Salud (EPS) más cercana para poder inmunizarse.

Si bien el “turismo de vacunas” va en aumento en nuestro país y ya es recurrente saber de algún vecino, primo o conocido que salió de nuestro territorio con la única intención de vacunarse en el extranjero, esta solución que pudiere resultar menos peligrosa y onerosa que otras formas irregulares de vacunación (mercado negro) no es accesible para todos.

Venezuela continúa siendo el país con el salario más bajo de la región, aun cuando el pasado 1° de mayo fue anunciado un incremento del 300% del mismo. El ingreso del venezolano es insuficiente al punto de que, en la actualidad, en promedio se necesitan 290 salarios mínimos para cubrir los gastos alimentarios de una familia de cuatro miembros. 

No resulta un secreto que en razón de la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) muchos hemos tenido que ajustar prioridades, es así como el venezolano se ha visto forzado a destinar la mayor parte de sus ingresos a la adquisición de alimentos. Si a ello le sumamos la situación pandemia, que ha significado la paralización del comercio tanto formal como informal, pareciera bastante improbable un escenario en el que viajar a otros países para inmunizarse sea posible para la mayoría. 

Ante esta brecha de poder adquisitivo es evidente que los venezolanos aún se encuentran a la espera de que les sea garantizado su derecho a las vacunas que tal como señala la resolución del Consejo de DDHH de la ONU: debe ser equitativa, asequible, oportuna y universal para hacer frente a la pandemia de Covid-19. Es primordial entonces que el Estado se haga cargo de traer más dosis de vacunas y de acelerar los procesos de inmunización para alcanzar la tan anhelada población rebaño.