Gobiernos de ideologías retrogradas tratan de bloquear el reconocimiento de las poblaciones clave en un nuevo marco mundial de respuesta frente al VIH
En Nueva York se inauguró la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidad para poner fin al sida. Se trata del encuentro estratégico más importante en la respuesta mundial frente al VIH y en el que se intentará establecer y definir la hoja de ruta para conseguir el objetivo de poner fin a la epidemia del sida antes de 2030.
La sociedad civil y los activistas del VIH se muestran preocupados por que la Declaración Política de Naciones Unidas para poner fin al sida, cuyo borrador sirve de base para la negociación durante la reunión, podría excluir de manera explicita el reconocimiento de las poblaciones clave en las políticas de prevención y tratamiento del VIH a menos que los gobiernos más sensibles intervengan para asegurar la inclusión en el texto final y con un lenguaje preciso de referencias claras a las necesidades de las poblaciones más marginadas y criminalizadas.
En concreto, los activistas señalan que la presión llevada a cabo por Rusia, Irán, Indonesia y un grupo de Estados del Golfo Pérsico ha dado como resultado la eliminación, en el borrador de la Declaración Política, de cualquier referencia a la necesidad de derogar las leyes discriminatorias y punitivas que afectan a las personas que ejercen el trabajo sexual, a las personas usuarias de drogas y al colectivo LGTB. De hecho, estos mismos países han vetado la participación de 11 organizaciones LGTB en la Reunión de Alto Nivel que se clausurará el próximo viernes 10 de junio.
Asimismo, también han sido eliminadas de la Declaración las referencias a garantizar el acceso a servicios de prevención combinada del VIH adaptados a las necesidades de las poblaciones clave y el borrador no contiene ni siquiera un listado explícito de cuáles son estas poblaciones
Las referencias a la carga de la epidemia en las poblaciones clave en las diferentes regiones del mundo han quedado diluidas y la mención a dichas poblaciones solo aparece en el contexto del riesgo de infección y no como grupos de personas que tienen una gran necesidad de servicios de prevención del VIH y programas de tratamiento realmente efectivos.
Es bien sabido que el VIH afecta de forma desproporcionada a las poblaciones clave. De hecho, las probabilidades de adquirir el VIH son 24 veces mayores en usuarios de drogas inyectables; 18 veces mayores en personas transexuales; y 10 veces mayores en personas que ejercen el trabajo sexual. Sin embargo, estas personas continúan teniendo un acceso limitado a los servicios esenciales relacionados con la prevención y la atención médica.
Estas personas sufren en muchos países una vulneración de sus derechos humanos. Los colectivos clave tienen que hacer frente a la criminalización, la discriminación y a la falta de provisión de servicios esenciales de prevención y tratamiento basados en la evidencia. Mientras se observa un aumento reseñable de la cobertura del tratamiento del VIH en el mundo, las poblaciones clave se están quedando cada vez más atrás en la respuesta. En Europa del Este, por ejemplo, sólo el 20% de las personas que viven con el VIH están recibiendo tratamiento antirretroviral y se calcula que la mitad de las nuevas infecciones se producen en personas usuarias de drogas inyectables. La mayoría de los gobiernos de Europa del Este expresan una fuerte oposición a intervenciones de reducción de daños de eficacia probada y que podrían contener la propagación del VIH; en su lugar, siguen promoviendo políticas agresivas contra los usuarios de drogas y respaldan públicamente políticas que discriminan a los hombres gais, las personas transexuales y al colectivo LGTB en su conjunto.
“Después de 35 años de epidemia del sida, es reprobable que algunos gobiernos prefieran continuar criminalizando a las comunidades y obstaculizando el acceso a los servicios de VIH basados en la evidencia, a trabajar juntos para poner fin a esta epidemia”, ha señalado George Ayala, director ejecutivo del Foro Mundial sobre HSH y VIH”. Y añade: “Estamos exigiendo a los líderes que se opongan a este enfoque mortífero y que adopten una actitud firme; para ello hemos solicitado a los co-presidentes de la Reunión de Alto Nivel que abran hoy el borrador de la Declaración para nuevas negociaciones. Creemos que la evidencia y los derechos humanos ganarán la victoria, pero solo si los políticos están dispuestos a trabajar y defender lo que es justo”.
Los activistas están pidiendo a los representantes gubernamentales de Estados Unidos, los países de la Unión Europea, Australia, Sudáfrica, Brasil, Argentina y Colombia que articulen una defensa in extremis de los derechos de las poblaciones clave y que ejerzan presión para que se incluya el reconocimiento específico de las poblaciones clave afectadas por el VIH y la carga de estigma, violencia y discriminación a la que tienen que hacer frente dichos colectivos. Asimismo, los activistas también están exigiendo a las delegaciones oficiales que las necesidades de las poblaciones vulnerables sean abordadas en todas los apartados de la Declaración en los que se discuten estrategias para poner fin al sida y que el texto utilice un vocabulario sin ambages para hablar de salud sexual y reproductiva y de los derechos de las poblaciones clave.
Por otro lado, expertos en derechos humanos de la propia Naciones Unidas han pedido también que la Declaración final se centre de manera especial en las poblaciones clave y en la reducción de daños en personas usuarias de drogas inyectables y exigen un compromiso para garantizar la disponibilidad y el acceso a tratamientos basados en la evidencia, como por ejemplo los programas de deshabituación de opiáceos o de intercambio de jeringuillas, entre otros.
El borrador de la Declaración tiene como objetivo buscar el compromiso de los gobiernos nacionales para que se adhieran a la ‘Acción acelerada’ para conseguir los objetivos 90-90-90 y definir la hoja de ruta para la respuesta mundial al VIH en los próximos cinco años. La ‘Acción Acelerada’ hacia los objetivos 90-90-90 de ONUSIDA exige a los países alcanzar los siguientes objetivos en el año 2020: que el 90% de las personas con el VIH sean diagnosticadas; que el 90% de las personas diagnosticadas reciban tratamiento antirretroviral; y que el 90% de las personas con el VIH que toman tratamiento antirretroviral consigan mantener la carga viral indetectable.
Los activistas están pidiendo a las organizaciones que presionen a los representantes de sus respectivos gobiernos y que utilicen las redes sociales para expresar su rechazo a que las poblaciones clave puedan quedar silenciadas en la Declaración. En concreto, piden a las organizaciones que «insten a sus gobiernos y a las delegaciones oficiales en Nueva York que eviten precipitarse en la aprobación de un documento seriamente defectuoso», y que exijan que «sus delegaciones se expresen de forma rotunda en contra de una redacción de la Declaración que utilice un vocabulario debilitado o un redactado engañoso que invisibilice a las poblaciones clave».
Por lo que respecta a la participación española, en esta ocasión no han acudido ni el Ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, ni ningún cargo técnico del Plan Nacional sobre el Sida. La delegación española en esta Reunión de Alto Nivel está representada por el actual embajador de España ante la ONU, Román Oyarzún. Esta falta de representación e interés por parte de las autoridades españolas en materia de salud contrasta con la elevada participación en la reunión de organizaciones españolas –Asociación T4, Asima, CESIDA, Fundación Triángulo y Salud por Derecho– lo que viene a confirmar una vez más la brecha que se abre entre los Gobiernos y la sociedad civil en la respuesta frente al VIH.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH) / Juanse Hernández – 09/06/2016 La Noticia del día