Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, que rememora la lucha por ampliar la igualdad de derechos, el poder y las oportunidades para las mujeres y niñas del mundo. Este año, en el marco del 30 aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el lema “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento”, que pone el foco en un futuro sin desigualdades de género donde ninguna quede atrás, con esta premisa, se visibiliza la realidad de millones de migrantes venezolanas que se representan voces que no pueden quedarse atrás al hablar de derechos de las mujeres
Kimberley González
La migración es un fenómeno complejo que tiene implicaciones sociales, políticas y económicas alrededor del mundo. Las causas de la migración, especialmente la que se da de forma forzosa, pueden ser varias y van desde factores ambientales hasta motivaciones políticas o económicas. Hasta el día de hoy, Venezuela se enfrenta al mayor éxodo migratorio de su historia, motivado por la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) que atraviesa el país, según datos de HumVenezuela para 2023 7,7 millones de personas se encontraban fuera de Venezuela a causa de la migración forzada, de este número, el 71,5% contempla la migración ante la necesidad de mejores ingresos, 25,6% lo hace en búsqueda de la reunificación familiar y 13,7% por acceder a servicios de salud y medicinas.
La crisis ha desmejorado considerablemente las condiciones de vida de las personas en Venezuela, quienes se enfrentan al deterioro de la infraestructura del sistema de salud públicos, fallos en los servicios públicos y la inseguridad alimentaria. En 2023 la pobreza multidimensional afectó al 69,6% de la población y 91,6% de los hogares empleó estrategias de sobrevivencia para alimentar a sus familias, estas cifras desgarradoras, afectan directamente y de forma diferenciada a las mujeres, que representan el 60% de las jefaturas de hogar, estos datos son relevantes para entender cómo la emergencia compleja afecta de forma directa a las mujeres venezolanas y tiene incidencia en la migración de las mismas.
En ese sentido, Colombia es uno de los países que ha recibido mayor cantidad de migrantes venezolanos en los últimos años, de hecho, cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2023 reflejan que 38% de los migrantes se encontraban en ese país, según datos de Migración Colombia, recopilados por ONU Mujeres, para marzo 2024, 51% de las personas venezolanas que llegaron a Colombia y colombianas que regresaron al país fueron mujeres. Perú, el segundo país latinoamericano con mayor número de migrantes venezolanos, cuenta con 50.6% de la población migrante y refugiada venezolana que son mujeres (2022), mientras que en el caso argentino, 51% de las migrantes venezolanas son mujeres (2024).
La mayoría de estas mujeres, desplazadas a causa de la EHC que atraviesa Venezuela, son encargadas de sus hogares, y cargan con dobles responsabilidades, por un lado, de cuidado, y por el otro, proveer para sus familias.
Según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para finales de 2020, 42% de las mujeres que participaron de la entrevista reportaron no tener un estatus migratorio regular, esto puede ser contraproducente para acceder a trabajo remunerado o servicios de salud, además, la falta de estabilidad migratoria representa un factor de riesgo para la Violencia Basada en Género (VBG) y hace a las mujeres venezolanas migrantes vulnerables a la explotación laboral y sexual en general, de hecho ONU Mujeres reportó 3.806 casos de violencia física a mujeres refugiadas y migrantes, 2.467 casos de violencia sexual y 475 de violencia psicológica.
Mujeres migrantes y acceso a la salud: ¿Han quedado olvidadas?
Efectivamente, las mujeres migrantes se enfrentan a barreras estructurales, tanto en su país de origen como en aquel que les recibe. Estos obstáculos se ven intensificados cuando quien migra es una mujer con una condición de salud. En el caso colombiano, por ejemplo, según la encuesta “Pulso de la Migración, 2024” sólo 35,7% de las mujeres migrantes no cuenta con ningún permiso de permanencia, una clara barrera de acceso a derechos básicos para el sostenimiento de la propia vida. Esta misma encuesta revela que mientras los hombres tienen mayor índice de convivencia con sus parejas y cónyuges las mujeres migrantes tienen mayor participación de convivencia con hijos/as, lo que representa una carga familiar diferenciada que recae sobre las mujeres.
Los roles y estereotipos de género juegan un rol importante en el acceso a la salud de las mujeres que migran, para 2021, según el informe “Todas somos dignas” que busca caracterizar las experiencias de las migrantes Venezolanas en Colombia el porcentaje de participación laboral de las mujeres migrantes fue de 53,7% frente al 77% de los hombres migrantes. Esto afecta considerablemente la autonomía económica de estas mujeres, y afecta su capacidad de costear consultas y tratamientos, o de acceder a seguros médicos.
En Colombia, 34,8% de las migrantes no se encuentran afiliadas al sistema de salud, mientras tanto, en Argentina las barreras son burocráticas, los testimonios expuestos en en el informe “Inclusión Laboral de Personas Migrantes con Discapacidad” destacan las dificultades de los migrantes con discapacidad a la hora de tramitar el Certificado Único de Discapacidad. La OIM expresa que 41% de las mujeres migrantes venezolanas reporta no tener acceso a servicios de salud, la mayoría de quienes no buscan atención en salud son mujeres que no cuentan con un estatus migratorio regular (52%), de las cuales 84% trabajan en el sector informal.
Los datos expuestos demuestran una realidad para quienes deciden migrar antes las condiciones sociales de Venezuela siendo mujeres, el acceso a servicios de salud para las migrantes es limitado y responde a barreras burocráticas y de género. Es necesario reconocer estos obstáculos estructurales, e impulsar políticas públicas que permitan el acceso de las mujeres migrantes al derecho a la salud, con un enfoque que entienda las cargas de cuidado diferenciadas y busque el bienestar de la población migrante.