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Cada 26 de septiembre se conmemora el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, que busca brindar acceso a información clara y veraz sobre distintos métodos anticonceptivos y planificación familiar buscando que las adolescentes tomen decisiones informadas sobre salud sexual y reproductiva. Desde Acción Solidaria queremos visibilizar la situación de las adolescentes venezolanas que deben enfrentarse a barreras en el acceso a métodos anticonceptivos, información y uno de los más altos índices de embarazo precoz en la región

Jennifer C. Jardim Gouveia

El embarazo adolescente o precoz constituye uno de los más importantes desafíos sociales, políticos y económicos para los países. Aunado a ello, una adolescente embarazada se enfrenta a múltiples barreras y vulneraciones a sus derechos, especialmente, en contextos de crisis. 

La posible vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos, derecho a la salud y  derecho a la educación, entre otros; hace que, en especial, las madres adolescentes se enfrenten a contextos de múltiple vulnerabilidad y queden atrapadas en una situación de vulnerabilidad, pobreza y exclusión.

En este sentido, un estudio de  Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) concluyó que: “la maternidad temprana está altamente relacionada a la brecha educativa, que es además semáforo de la transformación social ya que un país que avanza y se moderniza es un país que incorpora a la mujer en la fuerza de trabajo, que le da autonomía financiera y física, aspectos que se dificultan en países con altas tasas de embarazo adolescente; que es el mayor obstáculo para reducir el ciclo de la pobreza y que involucra costos significativos para el Estado tanto por gasto asistencial como por los ingresos fiscales que deja de percibir”.

Embarazo a temprana edad en Venezuela 

En palabras de Jorge González Caro, Representante Nacional del UNFPA en Venezuela, “el embarazo adolescente es uno de los problemas más estructurales que ha padecido el país. Las elevadas tasas no son producto de la crisis económica, no es un problema de reciente data, ni coyuntural, lleva por lo menos 50 años sin modificarse”. En este sentido, los índices de embarazos adolescentes siguen siendo una preocupación que debe ser atendida por el Estado. 

Para el año 2020 la tasa de fecundidad en adolescentes en Venezuela era de 85,3%. En la actualidad, Venezuela es el país con la tasa de embarazo adolescente más alta de América Latina y el Caribe. En este sentido, Suzany González del Centro de Estudios de Derechos Sexuales y Reproductivos (Cedesex), advirtió que la tasa de embarazo adolescente en Venezuela duplica la tasa mundial y supera a países como Nicaragua, República Dominicana y Brasil.

González también advirtió que: “Venezuela tiene una tasa de fecundidad adolescente de 97,7 por cada 1.000 mujeres adolescentes. Esa es una tasa de entre 15 y 17 años porque es la edad en la que se toman en cuenta los embarazos adolescentes; no se toman en cuenta ni siquiera los embarazos en niñas”

La situación se agrava en las regiones donde se evidencian las tasas más altas de embarazo precoz. Entre mayo de 2018 a enero de 2019, la Asociación Larense de Planificación Familiar (Alaplaf) efectuó una jornada de control prenatal en Lara, cuyo resultado reveló que 28% de quienes acudían eran adolescentes embarazadas, y de 235 jóvenes atendidas, 49% tenía ya un hijo.

El año pasado, de acuerdo con las consultas prenatales del hospital materno infantil de Macuto, en el primer cuatrimestre de 2022, se registró el doble de casos de embarazo precoz en relación con el mismo periodo del año anterior, con un total de 242 casos.

Pese a que a nivel gubernamental se ha reconocido que existe un “problema con el embarazo precoz”, existe opacidad en las cifras oficiales de nacimientos y mortalidad de madres adolescentes por lo que no conocemos con exactitud el alcance de esta problemática. Tampoco existen campañas de prevención. 

Desconocimiento, escasez y altos costos de anticonceptivos 

En el año 2016, la empresa farmacéutica Bayer realizó 547 encuestas en 8 ciudades del país (Aragua, Bolívar, Carabobo, Gran Caracas , Lara, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Zulia)  para sondear los conocimientos de los adolescentes sobre la sexualidad. En Caracas 59,32% de los adolescentes creían que el coitus interruptus evitaba el embarazo y la creencia también estaba arraigada entre las adolescentes en Monagas con 53,62%.

Otros resultados evidenciaron que los hombres creían que teniendo relaciones sexuales de pie “se expulsan los espermatozoides y no hay riesgo de embarazo” (21,39%), con mayor arraigo entre los menores de 17 años (24,54%). Asimismo, el 58,14% de los encuestados manifestaron creer en mezclas y remedios caseros que “ ayudan a que baje el período”.

Los resultados de esta encuesta, por si solos, evidencian la necesidad de fortalecer los servicios de salud sexual y reproductiva para los adolescentes, que como media suelen iniciarse sexualmente a los 17 años en nuestro país, pero puede ser mucho antes. La desinformación es una de las causas de embarazo precoz, pero no la única. 

Siendo el embarazo precoz el principal problema de salud sexual y reproductiva de nuestra región es menester hablar del acceso a anticonceptivos. En primer lugar, debemos señalar que existe una marcada escasez de anticonceptivos gratuitos en los centros de salud públicos, que afecta en primer lugar a los adolescentes de bajos recursos y que repercute en los índices de embarazo precoz. 

Por otra parte, la organización no gubernamental Convite detectó una escasez de 44,5% en anticonceptivos en farmacias de 17 ciudades del país. Aunque el porcentaje es más bajo al de los años 2017 y 2018 cuando la escasez alcanzó hasta 80%.

Una caja de pastillas anticonceptivas en Venezuela oscila entre 10 y 25 dólares, mientras que una inyección anticonceptiva ronda los 11 dólares. La implantación de un DIU en promedio cuesta 40 dólares, un implante subdérmico 30 dólares y una ligadura de trompas puede alcanzar los 500 dólares en centros privados. 

El método más accesible y que evita además las ITS es el condón (tanto masculino como femenino). El condón masculino tiene un costo de entre 1 y 5 dólares, siendo además un método que en algunos lugares puede adquirirse de forma gratuita. La vasectomía tiene un costo aproximado de 150 dólares, pero en organizaciones como Plafam se realizan jornadas gratuitas. 

Planificación familiar

La ausencia de educación sexual y reproductiva no es el único servicio al que los adolescentes (y en especial las adolescentes) no tienen acceso, son pocos los que conocen los llamados servicios de planificación familiar. 

Si bien, la tasa del embarazo a temprana edad se redujo en relación con años anteriores, Venezuela sigue acumulando el mayor número de casos en la región. Los especialistas señalan que estos hechos no responden a programas efectivos del Estado para la planificación familiar, ni a políticas públicas sobre educación sexual. 

Más bien advierten que estos resultados son susceptibles de posibles subregistros y que no existen servicios de planificación familiar integral que sea accesible para todos: “La planificación familiar en el país sigue siendo una utopía y requiere de un tratamiento integral que llegue a todos los sectores socioeconómicos”

Según datos de Avesa, 88,6% de mujeres no asiste con regularidad a los servicios de planificación familiar. Aunado a ello, las carencias en la educación sexual y reproductiva, la prevención y el acceso a métodos anticonceptivos vuelven a las adolescentes más propensas a quedar embarazadas a muy temprana edad. 

Podemos concluir en este punto que no existen grandes avances en la disminución de índices en el embarazo a temprana edad debido a la indisponibilidad y el desconocimiento generalizado de los limitados servicios que si se encuentran funcionando gracias a la sociedad civil e iniciativas privadas. A la fecha, no se han llevado a cabo campañas gubernamentales que eduquen sobre la prevención del embarazo precoz  y la importancia de la planificación de la familia.

Riesgos a la salud de las madres adolescentes 

La OMS define la adolescencia como “el periodo de vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socioeconómica”.

El ginecólogo y obstetra, Óscar Uzcategui, explicó que los órganos encargados de la reproducción humana en adolescentes aún no están lo suficientemente maduros, por lo tanto se puede relacionar con parto pretermino y estancia en unidades de cuidados neonatales del recién nacido, se relaciona con mayor número de abortos y pérdida de la gestación. La edad e inmadurez de los órganos se relaciona con errores en la placentación y por lo tanto en preeclampsia y síndromes de insuficiencia placentaria lo que termina en malnutrición fetal.

Asimismo, alertó que, por desconocimiento, las adolescentes embarazadas registran una mayor incidencia de infecciones ginecológicas por lo que es más común en ellas embarazos ectópicos por el edema que se produce en las trompas de falopio.

Para la también ginecóloga y obstetra, Lilia Gómez, el embarazo a temprana edad es de alto riesgo, debido a que no suelen ser controlados principalmente por las condiciones socioculturales en las que suelen estar envueltas las adolescentes. 

Desde el punto de vista obstétrico, alerta que, además de los riesgos mencionados, se incrementa la posibilidad de presentar traumas obstétricos, porque suelen ser partos o trabajos de partos prolongados y culminación del embarazo a través de cesáreas. Advierte que “realmente todos los estudios avalan que las adolescentes o las mujeres que quedan embarazadas antes de los 20 años tienen un riesgo aumentado para complicaciones obstétricas, complicaciones perinatales y complicaciones del recién nacido y esto pues nos hace observar que no sólo afecta la salud de la madre adolescente en este caso, sino que también las condiciones del producto, es decir, las condiciones de ese recién nacido”.

Gómez, también apuntó que, desde el punto de vista ginecológico, un embarazo a temprana edad está relacionado con el inicio precoz de las relaciones sexuales y esto predispone a las adolescentes tener un mayor número de parejas sexuales y mayor riesgo de contraer ITS. 

Por otra parte, advierte que también hay una asociación que casi nunca  mencionan entre el embarazo durante la adolescencia y la osteoporosis: varios estudios han demostrado que las mujeres posmenopáusicas que tienen antecedentes de embarazos adolescentes presentaron una disminución de la densidad mineral ósea o densidad mineral ósea más baja y esto es debido a que en la adolescencia no se alcanzó su pico de masa ósea ya que la condición del embarazo en la adolescente demanda un aumento en el consumo de calcio para que se asegure tanto la masa ósea de la madre como el desarrollo del feto. 

Violencia, abuso y mortalidad

Según datos del UNFPA, la mortalidad materna en América Latina y el Caribe se ubica entre las tres primeras causas de muerte en las adolescentes entre 15 y 19 años. En las adolescentes menores de 15 años, el riesgo de fallecer a causas relacionadas con el embarazo es hasta tres veces más que en mujeres mayores de 20 años.

Según datos de Ladeshu,en el año 2021 el estado Lara cerró con 49 muertes maternas (la cifra aumentó 26% entre 2020 y 2021). La organización señaló que el 8% de las fallecidas tenían entre 15 y 19 años.

No solo las adolescentes venezolanas que viven dentro de nuestro territorio se enfrentan a dificultades en el acceso a su salud sexual y reproductiva. Las adolescentes indígenas y en movilidad se enfrentan a escenarios de violencia en las comunidades fronterizas y las zonas rurales (incluida la violación y el abuso sexual). Asimismo, muchas adolescentes son víctimas de trata y esclavitud sexual, e inclusive recurrir al sexo transaccional para poder subsistir, en estos escenarios muy dificilmente cuentan las adolescentes con métodos anticonceptivos que disminuyan los riesgos de embarazo precoz e ITS. 

En este mismo hilo, la oficial del programa de educación sexual integral (ESI) en representación del UNFPA, Andrea Pereira, advirtió que durante la pandemia hubo un incremento en el número de niñas menores de 15 años embarazadas “asociado directamente con el abuso”. Por lo que podríamos indicar que la EHC y la pandemia sólo profundizaron las vulnerabilidades y los que se enfrenta este grupo.  

Finalmente, debemos recordar que la mayoría de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, el limitado acceso a métodos anticonceptivos y la violencia basada en género. Las medidas e intervenciones eficaces para la prevención del embarazo deben estar disponibles para todas las personas, con mayor énfasis en grupos como  los adolescentes venezolanos. De allí, que sea indispensable acceso a ESI y servicios de planificación familiar, que contengan información veraz y de calidad, acceso a métodos de protección eficaces, apoyo social y políticas que contribuyan a erradicar la violencia de género, incluída la violencia sexual.