El VIH afecta a 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) en todo el mundo, principalmente por transmisión vertical o relaciones desprotegidas. Aunque las infecciones han disminuido, persisten barreras como el acceso limitado a servicios y la falta de educación. La prevención, el diagnóstico temprano y la terapia antirretroviral son clave para enfrentar este desafío global
Ángel Zavaleta
A finales de 2022, se estimaba que cerca de 39 millones de personas tenían VIH en todo el mundo, incluyendo 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) menores de 15 años, lo que representa el 3,8% del total. Para 2023, se reportaron 1,3 millones de nuevas infecciones, reflejando avances significativos: una disminución del 39% desde 2010 y del 60% desde el pico de la epidemia en 1995.
En los más pequeños, la mayoría de las infecciones ocurre por transmisión vertical, es decir, de madre a hijo o hija durante el embarazo, el parto o la lactancia. Más del 95% de los niños y niñas con VIH adquirieron el virus de esta manera. A pesar de los desafíos, las nuevas infecciones por transmisión vertical han disminuido en un 58%, pasando de 310.000 casos en 2010 a 130.000 en 2022.
En adolescentes, la realidad es diferente: la transmisión ocurre principalmente por relaciones sexuales sin protección o el uso compartido de agujas. Este grupo enfrenta un riesgo significativo, especialmente aquellos que no cuentan con educación adecuada sobre métodos de prevención. En países como Estados Unidos, los adolescentes entre 13 y 24 años representan una proporción creciente de las nuevas infecciones.
El VIH puede manifestarse de diversas formas según la edad. En bebés, los síntomas no siempre son evidentes de inmediato, pero pueden incluir retraso en el crecimiento, infecciones frecuentes y candidiasis oral. En niños mayores y adolescentes, los signos suelen ser fiebre persistente, fatiga y ganglios inflamados. Diagnosticar el VIH a tiempo es crucial, especialmente en menores de 18 meses, donde se requieren pruebas virológicas específicas debido a la presencia de anticuerpos maternos que pueden falsear los resultados.
El tratamiento con terapia antirretroviral (TAR) ha sido un pilar fundamental en la respuesta al VIH, permitiendo a muchos niños, niñas y adolescentes llevar vidas saludables. Sin embargo, este grupo enfrenta barreras importantes como el acceso limitado a servicios de salud, diagnóstico tardío, desabastecimiento de TAR y seguimiento insuficiente.
La prevención sigue siendo clave. Desde el uso consistente de preservativos hasta la profilaxis previa a la exposición (PrEP), cada esfuerzo suma para reducir la incidencia del virus. La educación sexual integral y el acceso a pruebas regulares son fundamentales para empoderar a las personas, especialmente, a los más jóvenes.
Aunque los avances son notables, el VIH sigue siendo un desafío crítico en la salud pública global, incluyendo a los NNA. Es imprescindible fortalecer la colaboración entre gobiernos, organizaciones y comunidades para garantizar que todos los jóvenes tengan acceso a la información e insumos para la prevención, diagnósticos oportunos y tratamientos eficaces. Solo así podremos avanzar hacia un futuro con menos infecciones y mayor bienestar para todos.
La situación del VIH en Venezuela es alarmante, especialmente entre la infancia y adolescencia. Se estima que alrededor de 110,000 personas viven con VIH en el país, pero solo aproximadamente el 40% de ellas recibe terapia antirretroviral (TAR). Esto se traduce en un acceso limitado a tratamientos esenciales, lo que pone en riesgo la salud de los niños, niñas y adolescentes que viven con el virus. La transmisión vertical sigue siendo un desafío significativo, ya que muchos casos de VIH en menores son transmitidos por sus madres por la falta de control durante el embarazo o el parto. Sin embargo, la falta de recursos y la escasez de medicamentos han dificultado la implementación de programas efectivos para prevenir estas infecciones.
Además, la educación sobre salud sexual es insuficiente en el país, lo que agrava la situación entre los adolescentes. La falta de información adecuada contribuye a un aumento en las nuevas infecciones por VIH entre jóvenes de 15 a 24 años. Las organizaciones no gubernamentales y los programas internacionales han intentado abordar esta problemática mediante campañas de concientización y prevención, pero los esfuerzos son limitados debido a la crisis humanitaria y económica que enfrenta Venezuela. Es crucial que se fortalezcan las estrategias de prevención y se garantice el acceso a tratamientos para asegurar el derecho a la salud de todos los niños y adolescentes con VIH en el país.